Hace varios días durante una práctica de meditación (justo en la que trabajamos el normalizar sentir y vivir las emociones), vino a mi mente esta pregunta: ¿qué pasaría si nos permitimos sentir? Crecimos en una sociedad donde no está permitido llorar, ser vulnerable es sinónimo de debilidad, dar un abrazo es de endebles y pedirlo …